Y cuando no sé cómo resolver una costura, la llamo y le envío la prenda en un paquete. Y cuando el paquete vuelve, siempre viene con regalitos. Que si un juguetito para el niño, una camisita para el bebé. Una carta y muchos besos.
Menos mal que el amor no pesa, si no, no habría quien me trajera a casa los paquetes que me envía por correos.
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