miércoles, 30 de octubre de 2013

Funda para el bugaboo

Para mi sobrinita Valeria, mi hermana siempre había soñado con un Bugaboo. Yo creo que soñó con un Bugaboo, antes de que los vendieran en las tiendas. Y entonces Valeria se retrasó en llegar y todo Oviedo se llenó de Bugaboos. Pero mi hermana soñaba con uno rosa, para su princesita.
 

Mi mamá, buscó para ella por las tiendas de Oviedo una tela rosa, sin ser del todo rosa. De niña, pero sin ser de bebé. Algo elegante, sin ser aburrido. Y entonces, llenó la mesa de patrones, los papeles de diseños y medidas. Cortaba aquí y ponía allí. Y cuando tuvo el patrón, y la tela, y los lazos, y las medidas, las gomas y las cintas, mi padre se fue a correr (mi pare corre mucho, pero mucho, mucho). Yo creo que aquellos días, mi padre  hacía por lo menos cinco kilómetros más a su habitual entrenamiento, porque las fundas del bugaboo se convirtieron día a día en un proyecto muy grande, así que hubo que dejarle tiempo y espacio en casa. Aquellos días ni me llamaba por teléfono.
 


Y un día, Beatriz se llevó todo a su casa, y empezó a montarlo, y cuando lo montó, tardó en enseñárnoslo, porque le pareció tan bonito, que quiso darnos una sopresa. ¡Y menuda sopresa! Lo que esta vez había cosido mamá era mucho más que una simple funda... Había saco, colchoneta, funda de la capota, panera con tela plastificada, bolsillos en la panera para guardar cositas y lacitos, todo lleno de detalles.




Así que a mi hermana, de repente, al ver su carrito rosa, le pareció que sí, que su sueño estaba a punto de cumplirse. Y unas semanas más tarde, en La Fresneda, una chica de repente se convirtió en una mamá, y una mamá, cumplió su sueño de ser abuela de una niña, y coserle algo para que estrenara cuando un fuera bebé recién nacido.



1 comentario:

  1. Enhorabuena por este trabajo tan perfecto!!! muy bonito y muy bien rematado. Felicidades

    ResponderEliminar